El cumpleaños
Comedia original de Benjamín Gavarre
Edición 2025
Personajes:
CRÓTALA
MARCUS THEO
EGIPCIACA
FATA
(Pablo y Esteban: Meseros mudos)
Escenario:
Un reservado en un restaurante de lujo. Una mesa para cinco (tipo banquete), sillas de buen gusto, un elegante chaiselongue en penumbra.
UNO
(CRÓTALA preside la mesa vacía. Examina un tenedor con lupa crítica. MARCUS THEO retoca nerviosamente un arreglo floral. Los meseros, PABLO y ESTEBAN, entran y salen como fantasmas eficientes).
CRÓTALA.— (Sin mirar a Marcus) Irritante. Ese ir y venir. Tú, Jaime, Jorge... Pedro y Pablo.
(Los meseros se evaporan).
MARCUS THEO.— Trato de que todo esté perfecto. Y no se llaman Jaime ni Jorge. Se llaman...
CRÓTALA.— Hugo, Paco, Luis. Me da igual. ¿Llegué puntual a mi propio restaurante para nada?
MARCUS THEO.— A veces la idea que uno tiene del Tiempo...
CRÓTALA.— ¡Ah, no! Además de mesero, ¿filósofo? Tu abuela me invitó. Ella paga, yo cobro. ¿Dónde están?
MARCUS THEO.— "Me acompañas a tu casa". Eso dijo al invitarte. Fue gracioso. Y perturbador.
CRÓTALA.— ¿Es necesario que digas todo lo que piensas? Pregunta retórica. No contestes.
MARCUS THEO.— Solo quería resaltar el hecho semántico de que...
CRÓTALA.— ¡Vodka! Muy frío. Doble. Ahora.
MARCUS THEO.— (Servicial) Enseguida.
(MARCUS sale corriendo. CRÓTALA bufa. MARCUS regresa en tiempo récord con el vodka).
MARCUS THEO.— Vodka doble, glariar.
CRÓTALA.— (Se lo arrebata) Tarde.
(CRÓTALA bebe. MARCUS saca su celular. Suena música jazz experimental, estridente. CRÓTALA lo fulmina con la mirada. MARCUS, malinterpretando, sube el volumen).
DOS
(Entra EGIPCIACA, deslumbrante y etérea. Se para frente a CRÓTALA. Duelo de miradas).
EGIPCIACA.— Ya vas a alcoholizarte. Tan temprano.
CRÓTALA.— Víbora.
EGIPCIACA.— Crótala te llamas. La víbora eres tú.
CRÓTALA.— Descendiente de lagartos.
EGIPCIACA.— Botulismo con pestañas.
CRÓTALA.— El botulismo lo tienes tú en la boca. ¿Colágeno a tu edad? Pareces momia del Nilo recién descongelada.
EGIPCIACA.— (Se sienta, majestuosa) A mí también me da gusto saludarte. No creo que mamá tarde.
CRÓTALA.— ¿Tú crees? Me invitó a cenar a mi propio negocio. Deberíamos darle una medalla a la demencia senil.
EGIPCIACA.— Es cierto.
CRÓTALA.— ¿Qué es cierto? ¡¿Qué?!
EGIPCIACA.— Todo. Nada. A quién le importa.
CRÓTALA.— ¿Cuántos cumple?
EGIPCIACA.— ¿Quién?
CRÓTALA.— ¡Nuestra madre, idiota!
EGIPCIACA.— Ah. Muchos. Todos lo saben. Es una fecha... histórica.
CRÓTALA.— No tienes ni idea. (A Marcus) ¿Tú?
MARCUS THEO.— Yo... es una cifra respetable. "Celebrarlo es como celebrar el origen del universo".
CRÓTALA.— Cállate.
EGIPCIACA.— Tiene razón el niño. Es como la diosa Tierra. Antigua. Polvorienta.
CRÓTALA.— Cállense los dos.
(MARCUS vuelve a su celular. Mensajea y sonríe estúpidamente. Pone música: Jazz frenético a todo volumen. CRÓTALA se tapa los oídos. EGIPCIACA empieza a bailar sola).
CRÓTALA.— (Gritando) ¡¿Qué es ese ruido?! ¡Bájale!
MARCUS THEO.— (Gritando más fuerte, feliz) ¡Es el azar! ¡Lo inesperado que se instala en el mundo! ¡Hay que abrazar el caos!
CRÓTALA.— ¡Abraza esto! (Le arrebata el celular y corta la música de golpe). ¡Inútil!
EGIPCIACA.— (Deja de bailar) A mí me gustaba. La música es... el Misterio.
MARCUS THEO.— ¡Exacto, tía! El misterio que no sigue ninguna lógica.
CRÓTALA.— Marcus Theo, tu vida es la que no tiene lógica. ¡Sirve! ¡Calla! ¡Desaparece!
MARCUS THEO.— Solo abría la puerta al entendimiento profundo...
CRÓTALA.— ¡Nadie quiere entrar por esa puerta!
EGIPCIACA.— Sobrino, no sé qué traumas tengas con tu madre, pero me has ignorado. Martini. Seco. Frío. Ahora.
MARCUS THEO.— Perdón tía. (A Crótala) ¿Usted, señora?
CRÓTALA.— Lo de siempre. Y no me digas señora.
(MARCUS sale. Las hermanas se miran. EGIPCIACA se adueña del chaiselongue).
EGIPCIACA.— (Recostada) Marcus Theo tiene razón. Estás desconectada de tus emociones.
CRÓTALA.— Él nunca dijo eso. Estás sorda y loca.
EGIPCIACA.— Violencia normalizada. Eso es lo que ejerces.
CRÓTALA.— No pedí terapia, gracias.
EGIPCIACA.— Tu vida no tiene rumbo. Eres inestable.
CRÓTALA.— (Ríe incrédula) ¿Yo? ¿Tú me dices inestable a mí?
EGIPCIACA.— Yo fluyo. Tú te estancas.
CRÓTALA.— Mi vida...
EGIPCIACA.— No me digas mi vida.
CRÓTALA.— Cielo.
EGIPCIACA.— Víbora.
CRÓTALA.— Mal nacida.
(Entra MARCUS con bebidas).
MARCUS THEO.— ¿Alguien pidió tensión extra?
TRES
(Entra FATA. Camina con una lentitud exasperante, apoyada en un bastón. MARCUS corre a recibirla).
FATA.— (A nadie en particular) Irrespetuosos. Tuve que pedir un taxi. Nadie tiene compasión de una vieja.
EGIPCIACA.— Te llamé diez veces, mamá.
FATA.— Sabes que nunca contesto. ¿Dónde está mi lugar? Quiero una copa.
CRÓTALA.— Marcus, ayúdala.
FATA.— (Aparta a Marcus de un manotazo) ¡Yo puedo sola!
(FATA tarda una eternidad en sentarse en el centro, donde estaba Crótala. Se acomoda como una reina).
CRÓTALA.— Yo estaba sentada ahí.
FATA.— (La ignora) ¡Copa!
CRÓTALA.— Marcus, atiende a la cumpleañera.
MARCUS THEO.— ¿Whisky, abuela?
FATA.— (Entrecierra los ojos) ¿Quién es este muchacho tan alto?
CRÓTALA.— ¡Es tu nieto, por Dios! Ponte los lentes.
FATA.— (Se los pone. Lo escanea) Ah. Sí. Estás lleno de granos. Y muy alto.
MARCUS THEO.— Gracias, abuela.
EGIPCIACA.— ¡El martini, niño! ¡Me estoy secando!
(MARCUS hace un gesto mágico y los meseros aparecen instantáneamente con las bebidas. Sirven).
EGIPCIACA.— Gracias, Marcus. Es de bien nacidos ser agradecidos. (Mira a Crótala).
CRÓTALA.— Él solo hace su trabajo.
CUATRO
(Silencio tenso. Fotografía familiar disfuncional).
CRÓTALA.— Quisiera decir algo sin importancia.
EGIPCIACA.— Seguro lo es.
CRÓTALA.— Mamá, estas flores artificiales...
FATA.— Son mejores que las de verdad. No se mueren. Como nosotras.
EGIPCIACA.— Gran verdad.
CRÓTALA.— (Ignorándola) Mamá, siempre haces lo mismo.
FATA.— Deberías poner cubiertos de verdad. No tengo tenedor.
CRÓTALA.— ¡Claro que tienes! Yo estaba sentada ahí y...
EGIPCIACA.— Ah, por eso el berrinche. Te quitaron tu tenedor.
CRÓTALA.— ¡No es el tenedor! ¡Es el principio!
FATA.— Siempre estás enojada. Pareces bruja.
EGIPCIACA.— La bruja mala del oeste. Jajaja.
CRÓTALA.— (Risa histérica) Jajajaja.
FATA.— Bien. Al menos te ríes.
CINCO
(MARCUS entra triunfal, seguido de meseros con charolas cubiertas).
MARCUS THEO.— ¡La cena está servida! Prosciutto, minestrone, ternera ahumada...
FATA.— No quiero nada.
MARCUS THEO.— ¿Cómo?
EGIPCIACA.— Yo tampoco. Cero hambre.
FATA.— Marcus, siéntate aquí, a mi lado.
MARCUS THEO.— Pero abuela, estoy trabajando... la cena... el esfuerzo...
CRÓTALA.— ¡Siéntate ya! Si la reina no come, nadie come.
FATA.— Solo quiero vino. Y a mi nieto preferido.
(MARCUS, derrotado, se sienta junto a Fata. Los meseros retiran la comida intacta y sirven vino compulsivamente).
MARCUS THEO.— (A Crótala) ¿No vas a decir nada? ¡Tú siempre dices algo!
CRÓTALA.— (Lívida) No. Hoy no.
SEIS
FATA.— Les tengo una noticia. Pronto alguien de esta familia va a morir.
MARCUS THEO.— ¡Cataplum!
CRÓTALA.— ¿Hablas de ti?
EGIPCIACA.— Shhh. Está en el subtexto.
FATA.— El dinero trae beneficios. Pero el poder no se lleva con la vejez y la sexualidad ambigua.
MARCUS THEO.— ¿Eh?
CRÓTALA.— Mamá, ¿qué demonios dices?
EGIPCIACA.— ¡Subtexto! ¿A quién vas a heredar? ¿A mí?
FATA.— No. A nadie. No me pienso morir todavía.
CRÓTALA.— (Se lleva la mano al pecho, dramática) No puede ser... siento que...
EGIPCIACA.— ¿Qué sientes?
CRÓTALA.— Hormigueos. Se me paraliza la cara. ¡Marcus, un médico! ¡Me da el infarto!
MARCUS THEO.— (Ni se mueve) Es otro de tus shows. Siempre se te pasa.
CRÓTALA.— ¡Llámalo o te despido!
MARCUS THEO.— ¡Hazlo! Sería un alivio dejar de ser tu esclavo.
FATA.— (Grita) ¡Si le dejo algo a alguien, será a Egipciaca!
CRÓTALA.— (Se endereza instantáneamente, curada) Ah. Mira tú.
EGIPCIACA.— ¡Gracias mami!
CRÓTALA.— Marcus, cancela al médico. Estoy regia. ¡Sirve más vino!
FATA.— Marcus Theo, acércate. Te diré la Gran Verdad. La vida es incierta, misteriosa y breve.
CRÓTALA.— (Sarcástica) Vaya novedad.
MARCUS THEO.— (Emocionado) ¡Sí! ¡El destino lo forjamos nosotros! ¡El azar se impone y...!
CRÓTALA.— ¡Basta de filosofía barata! ¡Quiero pastel!
FATA.— ¡Sí! ¡Pastel! ¡Es mi cumpleaños! Quiero un pastel entero para mí sola.
MARCUS THEO.— ¡Un pastel entero para la abuela! ¡Ya!
(Marcus y los meseros corren a la cocina).
CRÓTALA.— (A Egipciaca, sonrisa falsa) Qué bueno que te herede, hermanita.
EGIPCIACA.— (Sonrisa igual de falsa) Gracias, cielo. Qué bueno que no te moriste.
SIETE
(Entran MARCUS y meseros en procesión solemne con un pastel y tres velas).
MARCUS THEO.— ¡Habemus pastel!
CRÓTALA.— Pide un deseo, mamá. Rápido.
FATA.— (Cierra los ojos un segundo. Los abre). Listo. (Sopla las velas. Aplausos flojos).
EGIPCIACA.— ¿Qué pediste?
FATA.— Es un misterio.
MARCUS THEO.— ¡Música maestro! ¡Las mañanitas!
FATA.— ¡No! ¡Odio las mañanitas!
MARCUS THEO.— ¡Happy Birthday entonces!
FATA.— ¡Menos! ¡Quiero silencio!
EGIPCIACA.— ¡Mañanitas, mañanitas!
CRÓTALA.— ¡Dale play, Marcus!
FATA.— ¡Que no!
(Todos hablan a la vez, el volumen sube al máximo).
MARCUS THEO.— ¡Y UNA, Y DOS, Y...!
(Suenan Las Mañanitas a todo volumen. Todos se quedan CONGELADOS en una instantánea de sonrisas y brindis de protocolo).
OSCURO SÚBITO.
FIN
Benjamín Gavarre Silva ©

No hay comentarios:
Publicar un comentario