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EL ÚLTIMO DE LOS SALVAJES Roger Zelazny

EL ÚLTIMO DE LOS SALVAJES Roger Zelazny Rodando a través del sueño de tiempo y polvo llegaron ellos, bajo un cielo frío, azul, profundo como un lago sin fondo, el sol una quebrada y ardiente destrucción sobre las montañas occidentales; el viento un azote de danzantes diablos de arena, el frío viento turquesa del lejano oeste, viento hechicero. Corrían sobre neumáticos pelados, escorados sobre sus resortes quebrados, sus cuerpos magullados, colores desvaídos, ventanas agrietadas, sombras en negro y gris y blanco, fluyendo tras ellos hacia el interior de la región norteña por donde habían conducido ese día. Y después la línea perseguidora de vehículos, dedos de fuego encorvándose, interconectando por arriba, por delante de ellos. Y llegaron, rezagados y averiados, maldecidos desde la flor de la edad a la vejez, de relámpagos a quemados, ignorados por sus compañeros fugitivos... Murdock apoyaba su estómago sobre la loma y miraba avanzar a la jauría a través de los poderoso...

EL HOMBRE QUE AMO A UNA FAIOLI Roger Zelazny

EL HOMBRE QUE AMO A UNA FAIOLI Roger Zelazny   Ésta es la historia de John Auden y la faioli, que nadie conoce mejor que yo. Escúchenla... Sucedió una noche, cuando él estaba paseando (pues no había motivos para no pasear) por sus sitios favoritos de todo el mundo, cuando vio a la faioli, cerca del Cañón de la Muerte, sentada sobre una roca, mientras que sus alas de luz revoloteaban, revoloteaban, revoloteaban hasta desvanecerse, apareciendo entonces sentada allí una muchacha humana, vestida completamente de blanco y llorando, con largas trenzas negras enrolladas a la cintura. Se aproximó a ella ante la cegadora luz que despedía el moribundo sol, cuando los ojos humanos no podían distinguir distancias ni calcular perspectivas adecuadamente (pero los suyos sí), y apoyando su mano derecha en el hombro de ella y la dijo unas palabras de salutación y consuelo. Fue, sin embargo, como si él no existiera. Continuó su llanto, regando de plata sus mejillas de color de niev...

El auto del diablo (The Devil Car) Roger Zelazny

El auto del diablo (The Devil Car) Roger Zelazny   Murdock aceleró a través de la Ruta de la Gran Llanura Occidental. El sol era un yoyo llameante a gran altura sobre él, a medida que superaba las innumerables colinas y elevaciones de la Llanura a algo más de sesenta millas por hora. No reducía en ningún momento, y los ojos ocultos de Jenny detectaban todas las rocas y baches antes de llegar a ellos, reajustando cuidadosamente su rumbo, en ocasiones sin que él detectase siquiera el sutil movimiento de la barra de dirección bajo sus manos. Incluso a través del oscurecido parabrisas y de las gruesas gafas que llevaba, el resplandor de la Llanura fundida ardía en sus ojos, de tal modo que en ocasiones parecía dirigir una lancha muy rápida a través de la noche, bajo una brillante luna alienígena, y que su camino discurría a través de un lago de fuego plateado. Altas ondas de polvo se alzaban en su estela, colgaban en el aire, y pasado un tiempo se posaban de nuevo. — ...